jueves, 18 de abril de 2013

El indeseable compañero de viaje



Don Augusto Borrajas era un bicho de mucho cuidado, maledicente y conflictivo en donde los haya, pero también tenía su talón de Aquiles como todos los homínidos insolentes: un pánico enorme a volar.
Y en esta tesitura se encontraba ahora. La empresa para la que trabajaba en calidad de ejecutivo, no había tenido más remedio que enviarle a él a los Emiratos Arabes Unidos para cerrar la venta de una remesa de maquinaria agrícola. Las ocupaciones actuales de otros ejecutivos de la firma motivaron que fuese Don Augusto el que se subiese a aquel... maldito avión!

El miedo de Don Augusto fue creciendo a medida que el aparato avanzaba devorando millas sin que se apagase la lucecita de "cinturón abrochado" El piloto avisó a los pasajeros que estaban entrando en una zona de "fuertes turbulencias" Como si no se notase!... El pájaro metálico se meneaba como una atracción de feria de esas que hacen gritar mucho a la gente.
Don Augusto oyó a su izquierda la voz del individuo porcino que le había tocado como compañero de viaje:
- Qué, tiene miedo, amigo?, ji, ji, ji!... Está usted acojonadito, se le nota un montón, ji, ji, ji!
Era un sujeto seboso, orondo como un hipopotamo, al que le colgaba una gran papada, y le miraba con sonrisa de estúpido integral.
"Gordo idiota repugnante!", gruñó en sus adentros Don Augusto, y se recreó en la idea de estrangularlo.
El gordo era el típico turista sexual degenerado, de esos que buscan niñas en "países exóticos" Nada tenía que hacer a este respecto en los Emiratos Arabes, pero continuaría el viaje hasta Tailandia.
- Ji, ji, ji!... Yo, como no tengo miedo, pues me rio, ji, ji, ji!... Perdone si le ofendo, pero usted tranquilo, saldremos de esta, ya lo verá, ji, ji, ji!
"Me dan ganas de asesinar ahora mismo a este marrano hijo de puta!"
Era una combinación muy difícil de soportar: el pánico que sentía ante el "baile terrorífico" del avión y la rabia que le provocaba el vacile del gordo asqueroso. Además, empezó a notar que también olía mal, debía ser un puerco integral de esos que no se duchan nunca.
Y Armando, que así se llamaba el gordo impertinente, no dejaba de comer cacahuetes y bombones y beber botellines de whisky, lanzando salivazos cada vez que abría la boca para decir alguna de sus inconveniencias.
Unos minutos después llegó la calma. La lucecita de "cinturón abrochado" se apagó. Don Augusto respiró aliviado. El avión surcaba ahora un espacio aéreo en calma. Pero el vomitivo gordo seguía a su lado!... Tenía que soportar a aquel infame ser el resto del viaje?... Pues sí, se dijo apesadumbrado tras estirar el cuello y echar un pistazo hacía la parte de proa y otro hacia la cola del aparato y cerciorarse de no quedaba un asiento libre.
- Ji, ji, ji!, se acabó el meneo, eh? - le escupió el morcillón entre "perdigonazos" de saliva.
Y en ese momento ocurrió algo fatídico. La sorpresa fue mayúscula, terrible!

( Continúa mañana )

9 comentarios:

  1. ¡Intriga! ¡Misterio! ¿Qué sorpresa nos deparará mañana?
    En vuelos nunca he tenido que aguantar a ningún vecino de asiento así,¡pero sí detrás! Tiernas criaturitas usando mi cabeza como soporte de sus codos, o jóvenes maleducados clavándome las rodillas en mis riñones. Mis instintos se agudizaban peligrosamente, pero tenía que contenerlos porque un avión no es un autobús, ay...

    Tome el ascensor y baje un piso, que he comentado allí, je je je...

    He venido un momento, entre el papeleo jurídico, para despejarme un poco. Hay un documento muy importante que no encuentro. ¿Sabe usted que tengo un baúl lleno de ellos? Sin bromas, un baúl como los piratas, lleno a rebosar de documentos. No me caben en cajones normales.
    Suelo digitalizarlos, pero ese, precisamente, no. En su día no lo consideré necesario, conque hala, ahora a rebuscar entre legajos.

    ¡Buen día! Aquí soleado y con las ventanas abiertas.

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  2. Hola!
    Es peor que un autobús,en los vuelos de bajo coste te sientes más oprimido que una sardina en una lata.

    Pues yo estaba harto de papeles, que aquí funciona lo burocrático que es un pasmo, y me compré un pequeño archivador de esos que son como una acordeón, y ahí lo meto todo.

    Voy para abajo!

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    1. Bueno, he volado en todo tipo, aunque nunca en primera, y el rollo sólo ha sido por ocupar y desocupar mi plaza, pero igual que en un autobús, eso de pasar ante el primer asiento para llegar al de la ventanilla que me suele tocar. El espacio no me atosiga por ser pequeña, sólo alguna vez por reclinarse el de delante. Esto debería estar anulado, dadas las reducidas dimensiones. Estoy con el libro abierto sobre la mesita y ¡zas!, el de delante me lo clava en el estómago.

      Hombre, yo también tengo un "acordeón" de esos, pero es para las facturas habituales. Ahí no caben los documentos jurídicos, ya le digo que tengo un baúl lleno. Mis batallas en juzgados son antológicas; unas ganadas, otras perdidas y recurridas. Sólo una fue perdida irremisiblemente al fallecer mi madre al recurrir. Tremenda derrota que no olvidaré nunca.

      Tome el ascensor otra vez ;D

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    2. Me parece que usted es como yo, no nos gusta hacer el amor en un Simca 1.000. Desgraciadamente los pobres tenemos que viajar en espacios reducidos para que los señores de las compañías aéreas y autobuseras pueden anunciar orgullosos sus viajes a precios baratísimos ( en lo que también hay mucho de mentira )
      Hoy por hoy en donde se viaja más comodamente en España es en los trenes de largo recorrido. Fíjese quá paradoja, donde peor se viajaba hace años, durante mi juventud sin ir más lejos, que eran un auténtico suplicio.
      Feliz viernes primaveral... en Spain!

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  3. Viajar es un placer, pero es mas descansado quedarse en casa

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    1. De vez en cuando hay que salir a darse un voltio por ahí, señor periodista, aunque también es un placer viajar sin salir de casa a donde nos llevan las páginas de un buen libro.

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  4. Jejeje, no nos vaya a dejar con la intriga, quiero saber como se estrangula a un gordo asqueroso....por si acaso..... Gracias por sacarme un sonrisa al despertar. Saludos.

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    1. ¡Cordiales saludos, Mar! Encantada de encontrarte aquí.
      Aquí no capitaneo nada, que nuestro galeón está en otra parte, pero el señor contramaestre acepta mi compañía en su espacio.

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  5. Buen día, Doña Mar!... Me siento felicísimo de tenerla aquí, un lugar muy frecuentado a juzgar por las estadísticas, pero con pocos comentaristas. Espero que la gusten algunos de los relatos, y los que no sean de su agrado me lo dice, acepto todo tipo de críticas.
    Un abrazo!

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