martes, 16 de abril de 2013

El final de una pestilente pesadilla.



( Continuación y final de lo narrado en los dos episodios anteriores )


Hubo un exorcista de primera categoría dispuesto a expulsar el ánima de Don Servando Matojales de la vida del atribulado padre Apolonio, y este fue Don Joseph Ratzinger, anterior papa Benedicto XVI.
Ratzinger le pidió a su colega Francisco I que le permitiese salir de su enclaustramiento para enfrentarse al problemón que le aquejaba a aquel viejo párroco español. Por otra parte, el anciano ex papa estaba ya un poco harto de las monjitas y necesitaba unas buenas dosis de acción, no en vano otrora fue un emprendedor jovenzuelo nazi y después el Inquisidor Jefe de la Cristiandad.
Y con esta premisa y la bendición de Francisco I salió rumbo a España de incógnito. Dicen que llegó a Carril de la Duquesa en una fría y lluviosa noche de Diciembre e inmediatamente fue alojado en la humilde casa parroquial, anexa a la iglesia. Y la sorpresa que se llevó el padre Apolonio fue inenarrable, como si se le hubiese aparecido la Virgen poco menos, y eso que Nuestra Señora da una imagen estética que dista mucho de la de Don Benedicto.
Pues cuenta la leyenda que Don Ratzinger hizo un conjuro muy potente, en latín, por supuesto, acompañándose de ingentes cantidades de incienso y agua bendita, lanzadas a discreción con hisopo e incensario por todos los rincones del templo. "Ah, espíritu diabólico - parecía decirse a sí mismo Don Benedicto - el sagrado producto de la gomorresina ardiente anulará el efecto de los putrefactos gases de tu alma en pena!" Y exclamaba con una energía impensable en su octogenario cuerpo: "Vade Retro, marranus, corruptus, diabólicus y asquerosus!"
El éxito fue total, pues nunca volvió a saberse del ánima impertinente de Matojales.
Dicen que la Curia Romana ha iniciado el proceso de beatificación de Benedicto XVI con el fin de llegar a la canonización y nombrarle Santo Patrono de las víctimas de los espíritus pedorros.
El suceso, con su parte de verdad y su gran parte de leyenda, ha pasado a formar parte del largo capítulo de sacras apariciones hispanas junto a otros fenómenos como el de "las caras de Bélmez", "la Santa Compaña", la intervención en la batalla de Clavijo de "Santiago Matamoros" y las numerosas apariciones de la Santísima Virgen.

2 comentarios:

  1. Coño con los exorcistas. ¿Sabe usted que he estado en contacto con uno mediente blogs? Puede que su amigo Johnny sepa quien es, por aquello de tocar las narices a una locatis inaguantable que llegó a mi blog con cariñitos y acabó escupiendo veneno, insultos y delirios. (Y no es la mascota habitual, je je je...)
    Luego resultó que el exzorcista ese es muy conocido por algunas amigas mías de ese lado, ya sabe.
    En fin, que existe eso hoy día, pero puede estar seguro de que son payasos porque si el Padre ese fuera lo que dice, no tendría a esa histérica de Satanás gestionando su blog. Obvio.

    Estupendo fin del relato :)
    ¡Hasta el miércoles!

    ResponderEliminar
  2. Perdone, me he liado un poco, no entiendo la referencia a "su amigo Johnny?", se refiere a un amigo mio o de usted?...
    Pues sí, parece ser que exorcistas hay y que hacen sus trabajillos de vez en cuando. Este mundo es complicado y tenebroso, uf!
    Por Facebook andaré dentro de un rato.
    Hasta ahora!

    ResponderEliminar