viernes, 1 de febrero de 2013

La venganza de Ahmed

     

Habían transcurrido casi doce años desde que los franceses, con ayuda norteamericana y el apoyo logístico de otros países, echaron a los radicales islámicos de Mali. 2.013 ( en el calendario cristiano ) ya quedaba muy atrás. Agunos yihadistas y otros colaboracionistas del terror, no muchos, lograron permanecer en la zona haciéndose pasar por pacíficos ciudadanos malienses.






Un pequeño circo recorría las aldeas diseminadas por el basto desierto de Mali, un circo humilde de carpa mil veces remendada, camiones viejos y artistas patéticos, que a veces se adentraba en los países fronterizos: Mauritania, Niger y Argelia. Su grandilocuente nombre era "Gran Circo de Africa", y su número especial el de los "fieros leones del Atlas africano", un reclamo absurdo porque ya no quedaban leones en las montañas del Atlas, pero al público era tan soñador como aquella familia circense dedicada en hacerle feliz.






El "Gran Ahmed" era la estrella del "Gran Circo de Africa" El bueno de Ahmed, 22 años, agregaba un toque morboso a su incuestionable valor: era manco, le faltaba el brazo derecho. Tal anomalía era aprovechada para la propaganda del espectáculo: "Con el látigo en su mano izquierda consigue dominar a las peligrosas fieras!"; "Este es el Gran Ahmed, señores, el hombre que perdió su brazo derecho por un zarpazo del león Simba!" Y el público llenaba la pequeña carpa para asistir al alarde del manco valeroso.


Tombuctú

Aquella temporada las cosas no marcharon bien para el Gran Circo de Africa. Los tres leones de Ahmed habían adelgazado mucho por culpa del hambre, y eso suponía un riesgo añadido para el audaz domador. Pero la llegada a Tombuctú alegró los espíritus de toda la rfamilia circense. Triunfarían, se recuperarían economicamente, claro que sí!..., pues aquella era la ciudad natal de todos ellos, desde el enano Siroos hasta el forzudo Seyyed. Se les quería mucho en Tombuctú.
Y mientras se alzaban los mástiles del circo, mientras el grupo de nómadas se afanaba en montar aquel tinglado de ilusiones... cuan lejos estaba de imaginar el bravo domador que muy pronto iba a tropezarse otra vez con la persona nefasta que había machacado su infancia.

( Terminará en el próximo capítulo )

2 comentarios:

  1. ah! vuelves a los finales con intriga

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  2. Es que no creía que me iba a salir tan largo, y ya sabes que el reloj siempre va en mi contra en Internet, así que no he tenido más remedio que dividirlo en dos partes.
    Happy weekend!

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