miércoles, 6 de febrero de 2013

El ídolo



La anciana era bajita pero aún así se inclinó para ver mejor al mendigo.
El pordiosero estaba echado en el suelo, mediando entre el frío pavimento y su famélico cuerpo unos cartones grandes que antes fueron cajas de tabaco.
Muy cerca de su cuerpo, como temiendo que alguien se lo robase, un cartón de vino Don Simón, y al frente un vaso, también de cartón, de McDonalds, el receptáculo de sus ingresos.

- Se va a quedar mirándome todo el rato?... Señora, estoy aquí para que me echen algo, no para que me miren.
La abuelilla sonrió.
- Yo le voy a dar dinero, sí, pero a cambio de algo.
"Ya estamos, una loca!" - razonó interiormente el paria.
- Quiero que me firme un autógrafo.
"Ah, bueno, era eso!! - cayó en la cuenta el marginal.
- Sí, señor, le he reconocido, - respondió ella como adivinando su pensamiento - usted es Toni Balandro, uno de mis ídolos de los años cincuenta, y ha de saber que mi difunto marido y yo nos enamoramos con sus boleros.

La cosa fue más allá del autógrafo. Doña Vicenta invitó a comer a su ídolo en un restaurante del barrio. Hablaron de muchas cosas de aquellos tiempos, aunque más bien habló Doña Vicenta porque el homenajeado se limitaba a ponerse las botas con un exquisito codillo y sus acompañamiento de patatas fritas. Y antes de despedirse le puso en la mano un billete de 100 euros.
- Sepa que hago un esfuerzo porque soy pensionista, pero algunos ahorrillos tengo. Lo hago principalmente por los maravillosos recuerdos que tengo de sus canciones y porque me apena que se encuentre usted en tan lamentable situación. Siempre serás mi ídolo, Toni, y perdona que te tutée.
Le dio un par de besos y se fue llorando

"Vale, pues que bien, he comido de puta madre!", se dijo el agraciado Higinio. Hacía años que no le ocurría algo así. En su juventud el parecido con Toni Balandro era mayor, pero aún quedaban personas muy fisonomistas que le "reconocían" - "Por cierto, qué será de Toni Balandro?"

Doña Vicenta telefoneó a su hija Pili para contarle con pelos y señales el encuentro con su ídolo. Pili soltó una sonora carcajada.
- Mamá, por Dios, se te ha ido la olla!... Es que no recuerdas que Toni Balandro murió hace tres años?!



4 comentarios:

  1. Mala hija. Ha destrozado la ilusión de su madre sin contemplaciones.

    ¡Salud y buenas lecturas!

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  2. Eres el maestro de los relatos cortos ¡chapeau!

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  3. Soy un alumno aventajado y avejentado simplemente, je, je!

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