miércoles, 13 de febrero de 2013

Una cena romántica ( Final )



Resumen del capítulo anterior ( publicado el lunes )

Carlos es un canibal, aunque nadie lo sabe. Asesina a su novia Virginia y después a otra chica que esta coladita por él: Soraya, tras servirla como plato principal de una "cena romántica" la carne del primer cadáver.


Fin del capítulo anterior

Soraya se inquietó y le devolvió una sonrisa forzada. Carlos tomó el cuchillo de la carne en un gesto rápido, desocupó su silla y de dos zancadas, rodeando la mesa, llegó hasta ella. La chica se había quedado paralizada por el terror. No pudo hacer nada. Pasó a ser la carne de las próximas comidas y cenas de Carlos.



Crueldad extrema

La acuchilló de forma obsesiva durante varios minutos. Después lamió su cuerpo sangrante, comió algunas visceras calientes y eyaculó sobre ella en el colmo del paroxismo diabólico. Y aún estaba viva!



Tres días después

No es fácil conseguir una orden de registro. Los jueces, que saben muy bien de las artimañas policiales para intervenir en las vidas ajenas, desconfían en muchas ocasiones, y cuando tales órdenes son absolutamente necesarias se suelen demorar bastante o nunca llegan. En el caso de las dos jóvenes desaparecidas, todas las sospechas apuntaban en la misma dirección: Carlos Torreblanca. Pero si efectivamente este hombre fuese el culpable de un doble asesinato, se había preocupado muy bien de ocultar cualquier rastro delator.
El comisario Lopategui Serranillos albergaba una esperanza razonable desde que se enteró que la jueza encargada de ambas instrucciones sumariales - desapariciones de Soraya del Olmo y  de Virginia Fuentes - era una vieja conocida: Leonor Bermúdez. Esta magistrada tenía fama de ser muy dura, en ocasiones intransigente con la policía, pero a la vez muy inteligente y con una gran capacidad de trabajo. Al comisario le gustaba la juez Bermúdez por su insistencia en estar siempre al corriente de los avances policiales en los respectivos casos. Pero esta vez la jueza comenzó mostrándose un tanto recelosa en la conversación telefónica.
- Vamos a ver, comisario, no tenemos corpus delictis ni de la una de la otra; no hay ninguna pista fiable que apunte hacia ese tal Carlos..., y usted me está pidiendo una orden de registro cuando a lo mejor las dos mujeres se han ido a correr una juerga a Las Bahamas. Manda carallo, que dicen en mi tierra.
- Ambas familias están desesperadas, Señoría, les resultan inexplicables las desapariciones.
- Lo supongo, perdone la broma, pero me está pidiendo usted una orden de registro y esto es muy serio. Sabe que tanto ustedes como nosotros, la Judicatura y la Policía, nos jugamos el prestigio efectuando registros a tontas y a locas.
- Lo comprendo, pero si hay un asesino estoy seguro de que es ese hombre. Un registro en su domicilio podría arrojarnos alguna luz.
- Bien, bien... - La magistrada guardó un silencio de varios segundos que se le hizo agobiante al comisario - Le conozco muy bien, Lopategui, lo sé todo sobre su brillante curriculo policial, y por una vez me voy a dejar llevar por la intuición. Le concedo la orden de registro pero con una condición sine quanon: en el caso de que no saquen nada en claro de ese registro, olvídese de que le siga ayudando en el caso, entendido? Ninguna facilidad más!
- Me parece una condición lógica, Señoría.
- Pues arreando!, ponga a sus sabuesos en marcha. Ahora mismo le envío la orden con un motorista. Y discúlpeme que no me entretenga, pero tengo cita en la peluquería dentro de quince minutos.



Una hora más tarde

Carlos intentó disimular su nerviosismo al encontrarse en la puerta de su domicilio con la policía. El inspector Churriguera mostró a un tiempo su placa y la orden de registro.
- Dejenos pasar, traemos orden de registro.
Tras él entraron los inspectores Molina y Argoitia y el agente López, ayudante de Churriguera, acompañados por dos agentes de la policía científica.
Inmediatamente se repartieron las teareas. Molina y Argoitia fueron directos al ordenador y al móvil del sospechoso. Carlos no se resistió a darles los passwords y pins. Churriguera se encargó de revolver en los armarios buscando prendas femeninas delatoras y revisando todo tipo de papeles que pudiesen relacionar al morador de la vivienda con las desaparecidas, desde facturas de tiendas hasta billetes de autobús, pasando por fotos, tarjetas de crédito o cualquier tipo de papeles con anotaciones. Los de la científica se dedicaron a lo suyo: búsqueda de huellas dactilares, rastros de sangre, de semen, de saliva, etc. Y el agente López fue el responsable de controlar muy de cerca al sospechoso, observando todos sus gestos sin perder el más mínimo detalle.
Pero cinco horas después tuvieron que darse por vencidos.
"Aquí no hay nada que rascar", fue la expresión castiza que utilizó Molina para confirmar el desencanto.
Y cuando el abatido equipo de maderos estaba a punto de abandonar el domicilio, una idea providencial de López hizo que la situación diese un giro de ciento ochenda grados.
El apocado agente se dirigió con cierta cautela a Churriguera.
- Inspector, quisiera decirle algo.
- Hable sólo si es importante, López, que no está el horno para bollos. Al comisario no le va a hacer ninguna gracia este desastre.
- Ejem!... Creo que deberíamos mirar en el frigorífico.
Tachán, tachán!



Epílogo

- Qué le hizo pensar en esa monstruosidad, López? - Preguntó el comisario.
- Pues verá, en varias ocasiones el sospechoso invitó a nuestros hombres a botellines de agua o refrescos, y siempre fue él el que acudió al frigorífico. Incluso en un momento en el que el inspector Argoitia hizo ademán de desplazarse a la cocina, el sospechoso se le adelantó a pasos largos.
"Elemental, querido Watson" - Ironizó para sus adentros Molina.


Dedicado a Teresa Coscojuela.

Nota aclaratoria: He contado con la debida autorización de mi colega y amigo Bonifacio Bombaredonda para la utilización de varios personajes de su novela "Un asesino como los demás" Muchísimas gracias!



6 comentarios:

  1. ¡Estupendo! Estoy muy contenta, me ha alegrado el día, es agradable empezarlo con una sonrisa en los labios :)

    ¡Gracias!

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  2. De nada, a mandar!

    Ya me estoy pensando la novela que voy a parodiar. Es dificilillo para mi porqué leo mucho ( El año pasado 60 novelas, que ahora voy a ir contando todas las que leo cada año ) y para el juego que usted propone es imprescindible que el lector conozca lo que se está parodiando. Así que me decantaré por alguna que haya sido pasada al cine, así seguro que saben por dónde va el argumento. En cuanto lo tenga, se lo digo.

    Buen miércoles!

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    1. Así es, yo también leo mucho, pero sé que todos no coincidimos, excepto usted y yo y Jesús y yo por otra parte, de ahí pedir títulos, para que todos sepamos de qué va. Y por ello me he decantado por los dos primeros, ya que se han visto en pantalla, además de que en ellos es más divertido "infiltrarse", je je je...

      Que tenga un buen día.

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  3. El mundo esta lleno de sádicos y lectores de las 50 sombras de Grey, menos mal que inspector Molina vela por nosotros.

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  4. Ya lo tengo pensado!... Cuando termine esto voy a la Comunidad.
    Feliz jueves!!

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  5. El inspector Molina, el inspector Churriguera, etc., je, je!... Bienvenido al jueves, señor periodista!

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