jueves, 28 de febrero de 2013

El meteorito



Llevaba varios días obsesionado con el tema. Los expertos decían que el número de posibilidades de que nos cayese encima un meteorito eran mínimas, pero hacía muy pocos días que el mundo había tenido constancia de dos de ellos; uno pasó "rozándonos", a 27.000 kilómetros de nuestras cabezas, por debajo incluso de los satélites de comunicación, y otro impactó en Rusia causando muchísimos heridos por efecto de la onda expansiva.

Don Licinio se sentía anonadado ante la negra perspectiva de que cualquier día de estos le cayese encima un pedrusco estelar. El buen hombre distraía su vida de jubilado en la contemplación del cielo, sentando en una silla de plástico en el balcón de su casa, o apoyado en la barandilla. Ni siquiera prestaba atención al periódico y rechazaba ser importunado por sus nietos o el gato. Y cierto día tales negros presagios se cumplieron... al menos en parte.

Horrorizado vio "algo" que se dirigía a tierra a una velocidad vertiginosa. Siguió con la mirada el descenso del "objeto" hasta verlo estrellarse en el parque público de enfrente de su casa, junto al estanque de los patos. Cayó justo al lado de tres mujeres que gritaron horrorizadas; a una de ellas la tuvieron que atender por un ataque de ansiedad, y la cosa no era para menos.

Los medios de comunicación se hicieron eco del suceso: "Muere un paracaidista al estrellarse contra el suelo porque no se le abrió el paracaídas"; "Sebastian Horcajuelo, de 35 años, pereció ayer al impactar su cuerpo en un paseo del parque Virgen del Amor Hermoso. Este paracaidista participaba en una exhibición de la BRIPAC ( Brigada Paracaidista ) cuyos miembros saltaban sobre el Colegio Público Marqués de Valdivieso por una causa benéfica"

Don Licinio murió dos días después, atormentado ante la idea de que sus seres queridos y el gato falleciesen por efecto de la onda expansiva del "meteorito" Su precaria salud mental no le permitió asimilar la realidad del suceso.

4 comentarios:

  1. La verdad es que cada vez hay mas cosas volando por encima de nuestras cabezas

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  2. Daños colaterales.

    Ahora voy a redactar una entrada sobre el Papa Padre. Hay que aprovechar las gilipolleces de esta gente para echar unas risas.

    ¡Buen día! Aquí frío y lluvioso.

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  3. Sobre todo el helicóptero de la policía, a este le tengo por encima del barrio casi todos los días, sobre todo cuando trasladan por carretera presos al juzgado de Manchester. Buen día, Don Jesús!

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  4. Enseguida me acerco a leer su entrada. Feliz viernes!

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