lunes, 18 de febrero de 2013

La venganza del enano







La pequeña figura se movía sigilosamente entre las caravanas del circo. Acceder al recinto acotado de los nómadas faránduleros no le había sido difícil, era su antiguo habitat y sabía muy bien por dónde se movía. Ahora debía encontrar la caravana de Ponciana y que ninguno de los circenses detectasen su presencia.
Un viento del norte movía a su antojo las nubes desgarradas, ocultando y volviendo a mostrar el tenue resplandor de una luna nueva.
Rugió un poco un león viejo y ladró durante un rato un perrillo pekinés, pero nadie salió de sus roulottes. La noche seguía en calma. A Ferdinando sólo le preocupaba una cosa: que Ponciana hubiese vendido su vieja y desvencijada roulotte y ahora durmiese en otra casa rodante. Pero no fue así, hubo suerte, allí estaba la roulotte de la traidora!

Golpeó varias veces la chapa de la roulotte por la parte opuesta a la puerta y aguardó a la reacción de su enemiga. Ponciana, la mujer barbuda, salió furiosa de la vivienda, intentando descubrir el origen de los ruídos. Y mientras rodeaba la caravana por un lado, Ferdinando hacía lo propio por el otro. El enano se coló en la casucha ambulante y esperó a su víctima oculto debajo de la cama. Cuando Ponciana entró en la vivienda, estaba más furiosa que antes, pensando en que alguien le había gastado una maldita broma. Se metió en la cama y confió en que el sueño la llegase pronto. Qué lejos estaba de saber que este iba a ser su sueño eterno!

La venganza del enano no se hizo esperar. Salió de su escondrijo y trepó a la cama. Echando mano a una de las almohadas ( sabía que Ponciana era "almohadadicta", aficionada a rodearse de almohadas ) se la puso sobre la cara y apretó con fuerza.  El enano Ferdinando era muy fuerte porque había practicado halterofilia toda su vida. En los primeros segundos, Ponciana intentó desembarazarse de su agresor, pero todo fue en vano. El enano vengativo la recordó en motivo de su venganza: "Chivata de mierda!, traidora!, mereces morir y por eso te estoy matando!"
Y murió asfixiada. El forense dictaminó parada cardiaca. "Muerte natural" dijo.








Dos años antes

Ponciana, la mujer barbuda, y Lúculo, el hombre bala, eran pareja de hecho hasta que se cruzó en sus vidas el enano Ferdinando. Este era un artista de otra formación circense que se había deshecho hacía muy poco. Ferdinando pidió trabajo en el Circo Universal y se lo dieron. El enano y el hombre bala se gustaron desde el primer momento, fue un flechazo. Y este fue el principio del fin de Ponciana, aunque la barbuda intentó otro final a su favor. La venganza de Ponciana consistió en denunciar a las autoridades la relación "contra natura" que mantenían el hombre bala y el enano. Aquel era un país de tolerancia cero hacia los homosexuales, osea, de intolerancia religiosa absoluta.
Fue Guillermina, la bella ecuyere, quien puso en alerta a Lúculo y Fernando: "Os denunció esta mañana y ya se acerca el Imán con varios hombres para deteneros. Quieren aplicaros la "Sharía"









La huída estuvo llena de peripecias. Utilizaron en un principio una vieja moto con sidecar, una antigualla que daba la impresión de que iba a reventar en cualquier momento. Afortunadamente dieron el esquinazo a los integristas. Pero el resto de la fuga no estuvo exento de peligros, hasta que consguieron cruzar la frontera de un país civilizado.
Triunfó el amor... a pesar del despecho furibundo de Ponciana y de la idea fundamentalista de que eso no es amor. Y triunfó el enano en su venganza.


5 comentarios:

  1. Conozco a muchos homosexuales, unos amigos, otros... Sé que cuando se enfadan son espantosamente agresivos, rencoroso y vengativos.

    Luis, un antiguo compañero de trabajo, me recibía diariamente con una sincera sonrisa y solía acariciarme la mejilla mientras me hablaba, me apreciaba mucho. Pero cuando se encaraba con la encargada... Esa bruja lo sacaba de sus casillas y el cambio en él era evidente, parecía otra persona, se notaba que la hubiera matado con gusto.
    Y qué decir de los homosexuales enemigos, esos ya se me lanzaban a la yugular de manera feroz, ¡qué palabras, qué caras de rabia! Por fortuna son también unos cobardes -como el enano, escondido debajo de la cama y matando a traición- y si les plantas cara se achican, como Paco, el director de una banda que pretendió llevarse a mis majorettes para crear su grupo.
    Después de haberse infiltrado en el mío dándoselas de amigo, habló con las chicas y consiguió llevarse a unas cuantas.
    Me hizo un favor, oiga, porque me libré de traidoras inútiles. Yo las reemplacé enseguida, mientras que él se quedó sin majorettes, sin banda y sin el bar que era local social. Completamente arruinado y ahogado de deudas.
    Este me hubiera asfixiado con una almohada de tener acceso a mi casa. Bueno, es un decir porque al dormitorio, durmiendo, no habría llegado y cara a cara, se escondía, como aquella vez que casi se cae a las vías del Metro al verme entrar en el andén, ¡juas juas!

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  2. Un poco largo, lo leere mas tarde que tendre mas tiempo

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  3. Yo también he conocido a muchos por mi trabajo en el teatro y estoy convencido de que hay de todo. La tradición machista ha creado estereotipos, qué duda cabe, alimentada por una Iglesia homofóbica hasta la médula, oh, el "pecado nefando" que se decía entonces, y unas milicias en el sumun de la "virilidad" ( Franco, de voz aflautada y amanerado como él solo, era el máximo exponente de la virilidad, ja, ja! ) pero tampoco voy a ponerme en el extremo opuesto a sus opiniones, porque reconozco que tiene algo de razón.
    Sigo...

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  4. Ha habido suerte, me había salido eso de "error".
    He oído muchas veces decir que el homosexual saca lo más malo de una mujer cuando se enfrenta a alguien, como si este fuese una mujer hecha sólo con sus defectos. Pienso, en mi modesta opinión, que tal visceralidad no es producto de una genética complicada, sino de una actitud defensiva hacia una sociedad que le ha puteado durante siglos, y bueno, sí, en tal caso quizá si tenga algo que ver con los genes. Yo los he conocido muy retorcidos, como los que usted cita, y también bellísimas personas. No olvide que son más de los que podemos imaginarnos. Antes se decía que eran homosexuales los grandes artistas, cineastas, etc., porque están dotados de una gran sensibilidad. Ahora sabemos que lo son también los que desarrollan actividades muy "viriles": toreros, futbolistas, currelas e incluso los más brutos estibadores o asfaltadores de carreteras. Y no desechemos el factor cultural: algunas civilizaciones han practicado la homosexualidad como lo más natural del mundo. Qué paradoja, algo que es "antinatural" para los integristas de todos los credos. ( Entre los cuales también hay homosexuales "en el armario", otra paradoja! )
    Buen día!

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  5. No se preocupe usted, Don Jesús. Le estoy siempre agradecido.

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