martes, 5 de febrero de 2013

Hasina ya es feliz



Hasina irradiaba felicidad. Terminó las tareas de la casa en un plisplás y fue a todo correr a la tienda, a hacer un recado que le había mandado su madre.
Regresó con la compra y la colocó sobre la mesa de la cocina: azúcar, queso de cabra, dátiles y huevos.
- Ya he terminado, mamá, me puedo ir?
- Sí, hija, sí, que lo pases muy bien.
La dulce Hasina, una niñita de ocho años, no podía disimular su entusiasmo. Estaba jubilosa. Sus ojitos de color miel expresaban toda la dicha que contenía su corazón.
Iba Hasina a la fiesta de cumpleaños de algún amiguito?... Quizá al cine o a presenciar un espectáculo de titiriteros?... Nada de eso. La esperaba algo mejor, algo que todos los padres y niños echaban de menos desde hacía diez meses: la escuela!

Los hombres malos ya no estaban en el pueblo porque otros hombres les habían echado, unos soldados que llegaron de muy lejos.
Hasina había llorado mucho en su casa durante este tiempo porque no podía juntarse con sus amiguitos en la escuela. Hasina también había llorado porque los hombres malos le dieron latigazos a su madre.
A partir de ahora Hasina iba a enfrentarse a la vida entendiendo lo importantes que son la Libertad, la Cultura y la Tolerancia.

Hasina es un personaje imaginario, pero sí es cierto que se han vivido situaciones terribles durante este tiempo en Tombuctú y en otras ciudades malienses:
Azahara Abdou, una joven de etnia shongay, de 20 años, fue castigada a prisión durante un mes y a recibir diez latigazos diarios. Su "delito": No vestir "de manera adecuada" mientras tendía la ropa en la puerta de su casa. Tuvo una crisis y se autolesionó con un vidrio. Entonces la violaron entre cinco hombres porque, según digeron, "era muy arrogante"

Estos hijos de puta, que se han inventado un dios más hijo de puta que ellos, convirtieron Tombuctú en la capital del más inhumano extremismo religioso.



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