miércoles, 13 de marzo de 2013

Los trenes que no llegaron



Los ajustes de cuentas están al orden del día en las grandes ciudades. Los sicarios se mueven a su antojo por la jungla de asfalto cumpliendo las terribles órdenes de los capos. Muchos crímenes quedan impunes y la mayoría de los sicarios cobran por cada "ejecución" una miseria. La necesidad hace muy mala a la gente.

Vamos a asistir a una ejecución atípica. Los sicarios han desistido esta vez de apretar el gatillo o clavar la navaja. Lo fácil. Han querido rescatar un viejo procedimiento en el que la víctima pasa mucho miedo antes de morir.

5'35 am  Utilizan gruesas cuerdas y estacas. Clavan las estacas con una maza y anudan fuertemente las cuerdas que unen las estacas con el cuerpo de la víctima. Previamente le han amordazado para no escuchar sus súplicas lastimeras. La cabeza de Marcos queda "en reposo" sobre un rail. Tampoco le escuchara nadie que pudiese socorrerle. En ese tramo de la vía y sus proximidades no hay seres vivientes. "Tú te lo has buscado, cabrón", le dice uno de los sicarios sin conmoverse por la mirada aterrada del que va a morir de una manera atroz. "Adios, encanto, faltan sólo... - Consulta el reloj de su móvil.


5'38  ... diecisiete minutos para que llegue tu tren. Feliz viaje!, ja, ja, ja!" Las risotadas de los sicarios son el preludio siniestro del trágico final que se avecina. Los malvados desaparecen enseguida. Da mal fario quedarse a ver la escabechina.


5'45   Todavía reina la noche. Marcos se hace sus necesidades encima. Diez minutos le separan de la muerte. Es un ser agonizante aunque su salud sea estupenda. Es un hombre fuerte y joven que ha cometido el grave error de intentar engañar a un mafioso, de quedarse con el dinero cobrado por la venta de un pequeño alijo.


5'50   Sólo cinco minutos más y se acabó todo. Dentro de su enorme perturbación trata de ser pragmático: "Esto es muy rápido, no sufriré" Tiene razón, es como la guillotina, pero a lo bestia. A su angustia hay que sumarle el dolor en todas las articulaciones del cuerpo por los nudos que le aprietan sin permitirle el más mínimo movimiento. Hasta respirar le resulta difícil.


5'55   Debe ser ya la hora. El tren de cercanías siempre es puntual. Pero sólo se escucha silbar al viento entre los árboles.


6'10   Está amaneciendo. Marcos sólo ve nubes desgarradas que pasan sobre él empujadas por un viento caprichoso. La posición de su cabeza no le permite contemplar el verdor de los árboles por última vez.


6'30   "Qué estará ocurriendo?... Me dijeron que el tren iba a pasar a... no sé, que faltaban diecisiete minutos. Es posible que no hayan pasado todavía diecisiete minutos?... No, no, ha tenido que pasar más tiempo! Es un milagro?!... No va a pasar el tren?!... Me va a rescatar alguien?!


7'00  Llegado este momento tenían que haber pasado ya un talgo y dos cercanías. Tenía que haber llegado al menos "su" tren, porque si este llegaba ya no llegarían los otros hasta que él se fuese, es decir, hasta que el juez levantase su cadáver.


7'10   Oye pasos. Alguien se acerca por la vía. Apenas puede girar la cabeza, pero siente los pasos cada vez más próximos. Finalmente unos pies se detienen a pocos centímetros de su cabeza. Entre él y los jirones de nubes volanderas asoma una cabeza. Dos ojos de demente le observan. Por su aspecto desastrado es un vagabundo y no parece estar en sus cabales. Marcos hace lo imposible por hacerse entender. "Libéreme!", le grita con la mirada a su extraño visitante.


7'12   El vagabundo reacciona positivamente. Le quita la mordaza. "Sálveme, por favor, sálveme!... Desate los nudos!, corte la cuerda!... Tiene una navaja?!" El paria le mira estupefacto, como si Marcos le estuviese contagiando el pánico. Al final saca una navajita de su bolsillo, una navaja pequeña con el filo oxidado. Intenta cortar la cuerda pero le resulta imposible. Los sicarios han obrado a conciencia.


7'15   Oyen el pitido de un tren. "No quiero morir, Dios mio, no quiero morir!" Pero su muerte es ya inminente. Imposible detener la galopada del caballo de hierro. Imposible la frenada. En aquel tramo los trenes alcanzan la máxima velocidad. Los sicarios lo han planeado todo muy bien. El vagabundo se aparta espantado. El maquinista ve el cuerpo en los últimos instantes, pero no puede hacer nada por evitar la carnicería.


7'17  El cuerpo de Marcos es ahora un cadáver troceado. El vagabundo mira aterrorizado los despojos. El maquinista detiene el convoy varios centenares de metros más allá, tras una larga frenada.



Conclusión

La huelga de ferroviarios retrasó la muerte de Marcos una hora y veintidos minutos.
Marcos murió bajo las ruedas del primer tren de los servicios mínimos. Los sicarios no se habían enterado de la huelga.

3 comentarios:

  1. Joder, me ha dejado mal. Ya sabe que no me gustan estos finales, ¡uf!

    Esto sí, lo ha redactado muy bien, la tensión es constante párrafo a párrafo, manteniéndote con el alma en vilo.
    Retrasar la muerte una hora y veintidós minutos supone aumentar el sufrimiento, así que los sicarios estarían contentos.

    Hasta mañana.

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  2. Un mendigo que pasa y van sin una navaja decente, tambien es miseria

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