El hundimiento del Titanic II

                                                             2.016

El sueño del multimillonario australiano Clive Palmer ya se había cumplido en parte. El Titanic II era una insolente y colosal realidad, una afrenta a los millones de seres humanos empobrecidos por la crisis mundial de los últimos años, sin contar con los suicidados, los que habían enloquecido y los que se habían prestado a trabajar como peones de las numerosas mafias que controlaban la esclavitud de mujeres y niños, el tráfico de drogas y de armas y, en general, todos los negocios más sucios imaginables.

Sí, señores lectores, el sueño del millonarísimo Clive Palmer era un sueño conseguido con millones de dolares y la motivación que le procuró un capricho, una gran tontería para pasar a la historia de los records megalomaniacos. Pero no logró que las bodegas del barco se llenasen de pasajeros de segunda y de tercera, imitando el viaje original de 1.812: Estados Unidos se negó en rotundo a recibir a pobres. Y de esta forma también se anuló la posibilidad de que hubiese un romance entre chico pobre y chica rica, como en la famosa película de James Cameron.

Cientos de periodistas de todo el mundo despidieron en el puerto de Southampton, sur de Inglaterra, al gigantesco Titanic y su cargamento de bichos humanos adinerados. Millones de teleespectadores del planeta Tierra vieron zarpar en directo al coloso del océano. Esta vez llegaría a Nueva York!... O no?

Pues no. Cuando surcaba las aguas en donde se hundió el primer Titanic, en las cuales ya no había icebergs por efecto del cambio climático, los televidentes e internautas que seguían la epopeya asistieron atónitos al fatal desenlace, la mayor tragedia sufrida en cosa de pocos segundos por un colectivo humano desde el monstruoso atentado contra las Torres Gemelas: Dos misiles de largo alcance lanzados por Corea del Norte impactaron de lleno en el buque "insumergible" Y en esta ocasión no se salvó absolutamente nadie. El destrozo fue tan colosal como colosal era el barco, y el hundimiento de los restos transcurrió en un brevísimo espacio de tiempo.
Empezaba la tercera guerra mundial.