martes, 14 de mayo de 2013

Enviados de Satán



La mesnada de Don Ramírez de Piñones huyó despavorida cuando aquel engendro infernal irrumpió en el campo de batalla. Igualmente aterrorizados pusieron pies en polvorosa los hombres de Amey Hamey.
La moto rodó unos trescientos metros, dando tumbos sobre el terreno irregular, hasta detenerse junto a una acacia.
El profesor Higinio Briales y su ayudante Valeriano Nuñez se quitaron los cascos y observaron el entorno. Aún flotaban las nubes de polvo que habían levantado el galope de las caballerías, entre las que se distinguían figuras humanas y equinas retorciéndose de dolor y varias decenas de cadáveres.
El eminente científico Briales tenía el semblante marcado por el espanto, pero su fiel ayudante Nuñez lanzaba gritos de alegría.
- Lo hemos logrado, profesor, lo hemos logrado!... Los viajes en el tiempo ya son una realidad. A usted le van a dar el Premio Nobel y será considerado a partir de ahora el investigador más importante de la Historia. Enhorabuena, profesor!... Viva la Ciencia!
El eminente profesor rompió su mutismo para despotricar contra su irresponsable ayudante:
- Eres un imbécil, Nuñez, un imbécil!... Te dije que programases 1.930, no 1.530!... Ni Premio Nobel ni hostias en vinagre, pedazo de imbécil, estamos atrapados en el tiempo!
- Oh, profesor, perdón, perdón, ha sido un error!
- Un error, hijo de puta?!... Esto es una putada más grande que una catedral. Anda, ponte tu ahora a buscar una gasolinera en la España de la guerra contra los moriscos. Esta moto sólo puede regresar a 2.013 con el depósito lleno de combustible. Tú lo sabes muy bien, cabrón!

Efectivamente, el viaje en el tiempo no era algo inmediato como estamos acostumbrados a ver en las películas. La moto ultratemporal del profesor Briales había agotado la reserva de gasofa en su viaje por la oquedad negra ultradimensional caótica hasta llegar a 1.530, un año sin gasolineras. Oh, qué terrible situación!

Tuvieron que abandonar la preciada máquina y vagar por aquellas tierras mendigando trozos de pan y de fruta para calmar su hambre. Y muy pronto fueron apresados por la Santa Inquisición. Aquellas criaturas de miradas patéticas que trataban de hacerse entender en un lenguaje remotamente parecido al castellano y que cubrían sus cuerpos con una extraña piel, cual si fuese el corsé de una dama, no podían ser criaturas de Dios, sino hijos de Satán, enviados del Infierno, monstruos!
Y cuenta la leyenda que asistieron al auto de fe y a su posterior sacrificio en la hoguera el propio Cardenal Cisneros y la Su Católica Majestad Doña Isabel de Castilla y de las Indias Ultramarinas.

La policía sigue sin encontrar ninguna pista que les conduzca a los científicos desaparecidos. Las familias de Briales y Nuñez han puesto una denuncia contra Arsenio Muñatones, un individuo que se hace pasar por "historiador" y que afirma que Briales y Nuñez son las "dos criaturas que no parecen de este mundo" según una crónica de 1.530 y que fueron quemados por la Inquisición. Muñatones sostiene que Briales y Nuñez realizaron un "viaje en el tiempo"
Margarita Briales, hija del eminente científico desaparecido, ha declarado que ya lo están pasando bastante mal como para tener que aguantar también a gente estúpida diciendo majaderías.

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