sábado, 4 de mayo de 2013

Benito, uno más en la guerra.



- Preparados!... Apunten!
Los cinco soldados alzaron sus fusiles apuntando a los cuatro rebeldes. Pero un hombre no quiso apuntar, no quiso matar, no quiso asesinar!... Su conciencia y su religión se lo impedían. Los demás tenían su misma religión pero como si no la tuviesen. Desvió el fusil varios centímetros.
- Fuego!
Las armas escupieron su fuego mortal. Los cuatro hombres del paredón cayeron en tierra. Se le revolvió el estómago, sintió ganas de morir allí mismo. El también había participado en la matanza, aunque su bala no llegó a encontrarse con ninguno de aquellos seres indefensos.
El sargento Carrión se acercó a examinar los cuerpos.
- Hay dos que aún respiran.
Se dirigió a él con voz imperativa.
- Benito, encárgate tú.
- Perdón, mi sargento...
- Que les des el tiro de gracia, coño, pareces tonto!
Benito Saldaña se echó a temblar. Miró espantado al sargento y a aquellos hombres que ya eran despojos.
El suboficial se acercó a Benito y le habló en voz baja para que nadie le escuchase.
- Mira, ceporro, somos del mismo pueblo y tengo en gran estima a tus padres. Quieres acaso que todo el mundo se entere que tuve que matarte porque te comportaste como un maricón de mierda?... Dispara ahora mismo a la cabeza de esos hombres. Crees que no me he dado cuenta de que has desviado el disparo cuando he ordenado fuego?... Crees que soy idiota?!... Y le dio un fuerte bofetón que lo tiro al suelo.
- Levátate, maricón!
Se levantó y tomó la pistola que le ofrecía el sargento para eliminar a los moribundos. Pero ya no temblaba. Sintió sus piernas firmes. La bofetada había obrado el efecto mágico de quitarle el miedo y reactivar su espíritu rebelde. Su mente estaba ahora ocupada en la fuga. Avanzó unos metros hasta llegar a los ejecutados, apuntó con la pistola a uno de los dos agonizantes... y echó a correr en dirección al camino que llevaba al bosque.
- Disparen!
Ordenó el sargento Carrión a sus soldados. Algunas balas silbaron muy cerca de él. Volvió la vista atrás y comprobó que el sargento y tres hombres le seguían. Aún tenía la pistola en sus manos e hizo un disparo para hacerles creer que se defendía. Obviamente no apuntó hacia ellos.
Logró su objetivo. LLegó al río y tras cruzarlo se internó en el frondoso bosque. Sabía que allí no iban a llegar sus perseguidores... porque era zona enemiga.
Tras dos horas de vagar sin rumbo por el bosque, cuando reinaba la más absoluta oscuridad de una noche sin luna, cayó al suelo rendido y se durmió.

Despertó con las primeras luces del alba. Se incorporó asustado al ver a un hombre junto a él que le miraba con especial atención, como si le estuviese examinando. El hombre, de aspecto rudo y sucio, le puso una mano sobre su pierna derecha.
- No te muevas.
Le ordenó. Seguidamente moderó el tono.
- Cuántos años tienes, hijo?
Titubeó antes de responder. Era un loco?... Un desertor como él?...
- Diecisiete. Quién es usted?
- Un amigo.
Se inclinó hacia él y le sonrió de una manera que le hizo suponer que efectivamente se trataba de un loco.
- Eres un chico muy guapo, muy guapo!... Y yo soy un pastor que vivo en el monte y que hasta ahora sólo he conseguido darme gusto con las cabras. Quiero follarte!
Benito intentó zafarse, pero el hombre le agarró con fuerza mientras intentaba quitarle las ropas. Forcejearon durante varios segundos hasta que el muchacho se fijo en una piedra plana situada a pocos centímetros de su posición. Por fin pudo hacerse con ella sin que la bestia se percatase de la maniobra.
- Vale, vale, me dejo! - gritó - Yo mismo me quito la ropa.
Debía actuar con suma rapidez. Un fallo podría significar su perdición, quizá su muerte, pues el enemigo se volvería más violento.
El pastor dudaba entre si el chico le estaba preparando una trampa o si efectivamente quería dejarse joder. Benito sonrió y se incorporó lentamente. Empezó a bajarse el pantalón sin dejar de sonreír. El pastor bajó la guardia, sonrió también.
"Ahora o nunca!", se dijo. Tomó la piedra con decisión y la estrelló contra la cara de aquel hijo de puta. El monstruo lanzó un grito desgarrador. Su nariz aplastada chorreaba sangre, pero una de las aristas de la piedra también le había dañado un ojo.
Cuando ya se había alejado varios kilómetros del lugar, cayó en la cuenta de que no llevaba la pistola del sargento Carrión. Aquel maldito degenerado se la había quitado mientras dormía.

Atravesó varias provincias en una huída sin fin. Evitó todo contacto humano y se alimentó de moras, raices y algunas frutas que robó en las huertas.
Y por fin logró su propósito. Llegó a su tierra natal, al añorado terruño que lo vio nacer hacía tan sólo diecisiete abriles. Cuando apareció por su pueblo era el día del mercado semanal. Sintió una gran alegría al transitar por las calles bulliciosas de su infancia, en donde ahora la vecindad y los aldeanos del contorno mercadeaban con los productos de la tierra.
No logró llegar hasta su casa. Jamás volvería a ver a sus padres y a sus hermanos. Jamás!
Los aviones Junker de la aviación Nazi arrasaron Gernika con sus bombas durante largas horas de barbarie absoluta, como antes lo habían hecho en Erandio y después lo harían entre Granada y Valencia, masacrando una columna de miles de inocentes.
El criminal de guerra Francisco Franco siempre negó su participación en la masacre de Gernika. Los hijos ideológicos de aquellos rechazan hoy en día la memoria histórica. Los cuerpos de las personas a las que no quiso matar Benito, siguen apareciendo en las cunetas de toda España.

5 comentarios:

  1. Hola, Leona y Jesús!

    Me despido hasta el martes. El lunes es fiesta aquí y no abren las bibliotecas. A ver si su tiempo se lo permite, amiga Leona, y me sorprende para cuando vuelva con la anécdota de las majorettes tímidas u otra igualmente sugestiva.

    Feliz fin de semana!

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    Respuestas
    1. Vaya relato... De los que no me gustan, pero en fin, ha de haber de todo, como de todo hubo en esa guerra. Unos con ciertos medios y aquellos con otros...

      Tiene respuesta abajo, en http://mmencigelomejillon.blogspot.com.es/2013/04/1950-1952-y-ii.html?showComment=1367697610747#c8378988609072846965

      Creo que podré complacerle con un relato en la Comunidad, aunque ya veremos.

      Le deseo un feliz largo fin de semana. ¡Nos vemos el martes!

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  2. Tremenda historia, la que tuvierno que pasar nuestros antepasados.

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  3. De todo hay en las guerras, efectivamente, y para los que sobreviven grandes dosis de tristeza y de pobreza hasta que logran levantar cabeza, si es que la levantan.
    Buen día!

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  4. Historia de las que se repiten a través de los años y de los siglos, Don Jesús.

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